Éste no es un artículo acerca del tema terrorífico gótico a
que está dedicado normalmente este blog. Sin embargo me he visto obligada
moralmente a posicionarme del lado de esta gran
profesional para darle m i a poyo.
Espero que sepan entenderlo los lectores.
..............................................................................................Se ha convertido en blanco de la mediocridad y envidia españolas. Es guapa hasta rabiar y además una gran profesional. Ello genera complejos e ira hacia ella en quienes se sienten inferiores ante tanta virtud.
El que tiene boca se equivoca, dice el refrán. Incluso a la NASA,
institución paradigma de exactitud y perfección , que calcula
concienzuda y exhaustivamente hasta los más mínimos detalles y
cuenta a su servicio con los cerebros más dotados del planeta, le han
estallado cohetes en el aire y nada más despegar. Y sin embargo a Sara
no le perdonan simples lapsus que ningún profesional se libra de tener
en alguna ocasión.
El problema es que la chica es guapísima, ha
tenido una carrera fulgurante y meteórica, sale con el mejor portero
del planeta - un chico guapísimo y además campeón del mundo y de Europa
con su selección e imprescindible y fijo en su puesto en ésta y en el
club con mejor palmarés de la historia, consolidada su relación a pesar
de los mala sombra y cuervos que vaticinaban su fugacidad-, fue elegida
por el público norteamericano la periodista deportiva más atractiva del
mundo, - destronando a una rubia de por allá que reinaba suprema en la
elección desde hacía años y hasta que llegó ella-, fascinó y sedujo al
mismísimo Hugh Hefner, magnate creador de Playboy, que le ofreció posar
para su mítica revista... demasiado éxito para ser digerido por la
mediocridad en el país donde nadie es profeta en su tierra. Que se lo
pregunten sino a Julio Iglesias, Antonio Banderas, Penélope Cruz, Elsa
Pataky... todos ellos se hicieron acreedores de las críticas y desprecio
del populacho una vez cometido el imperdonable pecado de triunfar más
allá de nuestras fronteras. Sara no podía ser menos. No obstante, hay
que decir que la opinión mayoritaria, tanto de los grandes profesionales
del periodismo, como del publico en general, ha cerrado filas en torno a
Sara para apoyarla y reivindicarla como la grandísima profesional que
es.
Nada más por tener esos ojos o esos labios cualquier mujer
mataría, incluida la que escribe. Y sin embargo, cuando no se tienen,
hay muchas y muchos que matarían a quien sí los tiene. Contigo Sara.
¡Eres la mejor!
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