Acabo
de ver el programa. Suelo hacerlo siempre que puedo, pues a pesar de que el 90
% de lo que traigan a él es pura morralla y simple cuento (centrándonos en el
tema paranormal), de vez en cuando traen testimonios o reportajes que están muy
bien. La tónica general no obstante, deja mucho que desear. Como el comentario
final de Íker esta noche. Todo lo acertado que suele estar en nuestra opinión
cuando trata de política, temas sociales, etc, lo suele estar de desacertado
cuando intenta justificar lo injustificable.
Cuando
vi el capítulo reciente en que se trataba de nuevo el asunto del conocido como “Expediente
Vallecas”, me pareció bastante interesante. El testimonio de un oficial de
policía goza de presunción de veracidad, y a la hermana de la chica cuyo
fallecimiento dio pie al asunto se la veía sincera en la emotividad del suyo.
No obstante ello, se apreciaban también claras lagunas y puntos sospechosos en
la recapitulación de los hechos. Así, a bote pronto y que recuerde:
-El
que cosas como el giro del crucifijo y arañazos al póster se hubieran producido
en el momento en que los agentes estaban ausentes porque habían acudido a otro
punto de la vivienda a consecuencia de algún otro suceso extraño que había
llamado su atención, resultaba muy escamante. Si realmente fue cosa de
fantasmas, ¿por qué esperaron éstos a que no hubieran testigos para hacer
aquello? ¿Acaso son tímidos?
-Que
otras como la puerta del armario que se abrió ocurriera apenas después de haber
apagado la luz, resulta prácticamente una confirmación de la existencia de
fraude. ¿Por qué no a plena luz?
-El
ruido escuchado por los agentes, que aseguraron ser de tipo metálico y provenir
del exterior de la terraza, invitaba claramente a pensar en la intervención
desde fuera de alguien confabulado.
Hace
unos días se publicaba una entrevista (*) con dos de los hermanos de la chica
fallecida, en la cual afirmaban que todo se debió a la simple sugestión y el
montaje en que parcialmente derivó el asunto. Ese sonido de que hablábamos unas
líneas más arriba, lo provocó él mismo arrojando una piedra desde un balcón
contiguo por orden de su madre, auténtica orquestadora de todo aquello. La
intervención de payasos varios, autoproclamados expertos en ocultismo y cuyo
nombre o psudónimo preferimos omitir para no contribuir a darles una notoriedad
que no merecen tan despreciables personajes (afortunadamente, también hubieron
otros, como el mítico Dr. Jiménez del Oso, que hicieron gala de seriedad y
honestidad, aconsejando en sentido mucho más positivo y acertado), ayudó a la
familia a convencerse de que allí estaban teniendo lugar sucesos paranormales.
Luego la propia progenitora, animada por éstos al parecer, decidió pasar
directamente al fraude y engaño, mediando inclusive maltrato físico y amenazas
a sus hijos, que además acabaron sufriendo bullying.
Poco le importaba al parecer el sufrimiento de sus vástagos a esta mujer con
afán de notoriedad diagnosticado por profesionales de la Psicología.
Íker
salía hoy a defenderse de las acusaciones que le habían llovido, que
prácticamente le convertían en cómplice del montaje. No lo era. Ahora sí.
Engañar no es sólo inventar y mentir.
También lo es fomentar que se crean las mentiras vertidas por otros.
Hoy
razonaba el capitán de la Nave del Misterio que todo esto no era más que la opinión
de dos de los integrantes de la familia, discrepante por lo demás de la del
resto de ésta. La “opinión”… Tanto Ana como yo somos abogados de profesión.
Nunca se nos había ocurrido considerar un reconocimiento de autoría de hechos
como una mera “opinión”. Un asesino confeso… ¿opina que fue él quien mató a la
víctima? ¿La suya es sólo una opinión, tan válida como la de quien opine que no
lo fue?... Por favor, un poco de seriedad. El argumento de Íker es simplemente
ridículo. El resto de familiares podría mentir o, simplemente, no estar al
tanto de los fraudes perpetrados a instancias de la madre. El hermano que
afirma arrojó la piedra en cambio, no tiene por qué mentir, pues no gana nada con
ello, y además la forma en que afirma que se produjo aquel sonido en la
terraza, coincide con la idea que comentaba yo mismo me hice de lo que parecía
haber ocurrido.
No
obstante todo lo anterior, hay que puntualizar que no todo el asunto se ve
totalmente claro. Si bien es lo más aparente que la cosa comenzó con la pura
sugestión y, a partir de algún momento, pudo continuar con la participación
consciente y dirigida a engañar de algunos miembros de la familia, aún
encontramos ciertos puntos a los que podrían acogerse los partidarios de la
teoría paranormal. El día en que los agentes acudieron a la vivienda era frío y
lluvioso, y el crucifijo pudo haberse descolgado a consecuencia del viento… la
puerta del armario pudo haberse abierto a consecuencia de la caída en su
interior de alguno de los álbumes de fotos que habían sacado hacía unos
momentos, lo cual solía ocurrir a veces… Por separado parecen explicaciones razonables,
pero, realmente, ¿cuántas probabilidades hay de que ambas cosas ocurran con
apenas unos minutos de diferencia de forma puramente casual y, además,
coincidiendo con un momento de comprobación de la posible existencia de
fenómenos paranormales en la casa? Ciertamente pocas. Aunque también parece muy
probable que la cosa estuviera preparada. Igual que el hermano declarante
arrojó la piedra por orden de su progenitora sin, quizá, el conocimiento o
intervención de los demás, con las mismas otros podrían haber causado aquellos
otros “fenómenos” con el desconocimiento del resto.
Está
por otro lado el testimonio de otra hermana, la que estuvo presente en la
famosa sesión de oui-ja, que afirma que un humo blanco se introdujo en la nariz
de Estefanía, que vio a ésta levitar y que ella también vio presencias espectrales
en su casa mientras duró la supuesta posesión. No obstante, a pesar de su
aparente emotividad, visto lo visto y que se trata además de cosas muy propias
de las películas del género, habría que poner sus palabras muy en duda, lo cual
ciertamente resulta triste. Si todo finalmente fuera pura invención, si hay
gente capaz de utilizar la muerte de un ser querido tan sólo para obtener un
beneficio tan vano como hacerse notar… en fin, muy triste. Preferimos confiar
en que el asunto respondiera a la sugestión y no a la invención.
En
definitiva, esta cuestión produce un sentimiento mezcla de compasión y rabia.
Compasión por lo que tuvieron que vivir esos niños. Rabia por la falta de
escrúpulos de una madre que no merece tal nombre y lo mancilla. Tampoco queda
muy bien parado el capitán de la Nave del Misterio intentando salvar lo que se
pueda, con ese argumento tan ridículo de que muchos se han quedado sólo con el
titular que habla de fraude en el asunto, que no han leído la entrevista entera
y, por tanto, no se han enterado de que esa es sólo la “opinión” de dos de los
hermanos. Sic…
Para
cerrar, tenemos que recordar que ni Ana ni yo somos escépticos a ultranza, de
esos que, según Íker, cierran su mente a todo lo que encaje en los esquemas de
la ortodoxia y tan mal le quieren. Ambos tendemos al escepticismo, sí, pero también somos amantes
del misterio y, por razones y circunstancia personales, pensamos que quizá
pueda haber algo de verdad en estos temas. No obstante, payasos mediáticos como
Paloma Navarrete, planteamientos gratuitos como los de Carmen Porter, a la cual
basta que una pareja de ancianos escuchen unos sonidos que les parecen extraños
en el techo de su chalet para plantearse la posibilidad de abrir una
investigación a fin de averiguar si allí hubo alguna muerte que pueda
justificar la presencia de un ente desencarnado; búsquedas de fantasmas donde
no los hay, explicaciones absurdas para evitar reconocer la ausencia de
misterio en determinados asuntos, seguir hablando de éste en casos como el de
la famosa casa de Amityville, ya totalmente resuelto y de fraude comprobado… no
ayuda. En absoluto. Más bien todo lo contrario. A menudo sentimos que nos
empujan poderosamente hacia el escepticismo, a pesar de esas evidencias y
circunstancias personales de las que hablamos y nos constan.
Artículo escrito por Alma Negra.
* http://www.elmundo.es/cronica/2018/09/26/5ba7641922601dd2528b4640.html
* http://www.elmundo.es/cronica/2018/09/26/5ba7641922601dd2528b4640.html