La de Lilith es un mito que
me cautivó desde el primer momento. Tanto que inspiró en parte a la
heroína-villana de mi primera novela y directamente la convertí en la mala
principal de la tercera. La mujer original, anterior a Eva. Tan bella que ni
siquiera el mismo Yaveh pudo sustraerse a su encanto y fue seducido por ella.
La primera fémina transgresora, que abandonó el Edén y a su marido por no
entenderse inferior a él. Rebelión contra el machismo en los albores de la Civilización. Miles
de años antes del surgimiento de los movimientos por la igualdad de la mujer.
Madre de demonios, diablesa ella misma, emparejada con Samael, el mismísimo
ángel rebelde que crearía su propia leyenda tras alzarse contra su creador.
Una pareja ideal. El retador
y la seductora de Yaveh. Diablo y Diabla, mitades gemelas que, juntas,
conforman al portador del fuego que regenera abrasando en la tradición
luciferina.
Lilith resulta un auténtico
ídolo para la que escribe. Erótica, oscura, fuerte, independiente… ¿Cómo no
elevarla a tal categoría una escritora enamorada de lo más tenebroso e
instintivo del alma humana? No podía dejar de dedicarle un artículo en mi blog.
El texto que vais a leer no salió de mi pluma no obstante. Por cuestiones de
tiempo –no dispongo de todo el que me gustaría-, me he limitado a buscar entre
los que en Internet tratan acerca de su figura, subiendo el más convincente que
encontré. La única aportación personal ha sido la corrección ortográfica –que faltas
habían unas cuantas en él-. Espero que os guste.
Ana Negra.
………………………………………………………………
Lilith la primera compañera de Adan
Según consta
en la literatura hebrea, Lilith fue la primera esposa de Adán. En sumerio, la
palabra "Lil" significa "Aire." El término más viejo
relativo a Lilith sería la palabra sumeria "Lili"
(plural "Lilitu"), que
parece inferir la misma definición que nuestra palabra "espíritu". En muchas culturas antiguas, la misma palabra
para "aire" o "aliento" era usada para "espirítu."
Lilith estaba
hecha con arcilla, igual que él. Era hermosa y libre. Adán y Lilith nunca
encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith se
negaba, considerando que la postura recostada que él exigía era ofensiva para
ella. ¿Por qué he de recostarme debajo de ti? - preguntaba - Yo también fui
hecha de polvo y, por consiguiente, soy tu igual". .
La salida del Paraíso
Lilith no
obedeció la orden de sumisión que le impusieron; pensaba que era igual a su
marido, que tenía los mismo derechos que él porque habían sido creados con el
mismo barro, no se sentía inferior, ni débil, ni dependiente. Era una mujer
íntegra y como tal quería gozar, al igual que Adán, de la vida y de todo lo que
ésta implicaba, incluidos la sexualidad y el erotismo.
Cansada de
que Dios no atendiera sus reivindicaciones, decidió abandonar el Paraíso, antes
que someterse y renunciar a sí misma. Invocó el Nombre de Dios, innombrable en
toda la tradición judía, por considerar que el Nombre verdadero de cualquier
ser contiene las características de lo nombrado, y por lo tanto es posible
conocer su esencia y adquirir poder sobre ello. Pronunciar el nombre de Dios se
convierte, pues, en una osadía suprema, un acto de soberbia mucho mayor que el
de hacer directamente oídos sordos ante sus mandatos; algo, en fin, demasiado grave.
Abandonó volando el Paraíso con unas alas que el mismo Dios la dio (de ahí su
semejanza con los súcubos).
Luego tomó
residencia en una cueva en las costas de Mar Rojo, donde hasta éstos días se
encuentra según la leyenda. Ella acepta a los demonios del mundo como amantes,
y desova muchos miles de niños demonio, fue llamada Madre de los Demonios,
—esposa de Asmodeus, el Rey de los Demonios.
Adán, mientras tanto, halló
que él lamentaba la partida de Lilith. Fue con Yaveh y expuso su caso pidiendo
el retorno de Lilith. Yaveh concordó que una criatura del Edén no debería
partir tan fácil del reino, y dispuso tres ángeles para recobrarla.
Éstos tres, Senoy, Sansenoy,
y Semangelof, pronto encontraron a Lilith en su cueva y le exigieron su retorno
con Adán por órdenes de Yaveh. Si se rehusaba, le informaron, matarían a un
ciento de sus hijos demonios cada día hasta que decidiera regresar.
Lilith exclamó que incluso
esta suerte era mejor que regresar al Edén y a la sumisión a Adán. Tan pronto
como los Ángeles cumplieron su amenaza, Lilith también hizo una terrible
proclamación. En respuesta por el dolor inflingido, mataría a los hijos de
Adán. Juró atacar a los niños, e incluso a sus madres, durante el nacimiento.
Juró también que los recién nacidos estaban en peligro de ser objeto de su ira,
las niñas por veinte días y los niños por ocho. No solo esto, sino que también
atacaría a los hombres en su sueño, robándoles su semen para dar nacimiento a
más niños demonio, que reemplazarían a esos asesinados cada día.
Ante la negativa de Lilith de
regresar con Adán, Dios decidió dar una nueva compañera a su creación pues
proclamo que "No es bueno que el
hombre esté solo", creó a Eva a partir de una de sus costillas, y por
lo tanto sumisa al hombre -obsérvese el machismo de la época-.
Lilith como Reina de los Vampiros
A partir de esta narración, a
Lilith se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por
alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha
pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con
maestría para estrangularlos después.
Algunas tradiciones cuentan,
que entre el cabello de Lilith se encuentran, enredados, los corazones de los
jóvenes que sucumbieron a su hechizo.
Esa condición diabólica de
Lilith le ha llevado a ser también la
Reina de los Vampiros. No sólo mantiene relaciones sexuales
con hombres a los que después asesina, sino que también se alimenta de su
sangre. Es en esa encarnación donde Lilith se asimila a diferentes divinidades
y monstruos femeninos presentes en la mitología clásica: Lamia, Empusa y las
lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las harpías y las estriges,
también macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las erinias o
furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras ancianas
habitantes de los infiernos. En todas estas figuras se repiten las alusiones a
muerte de hombres y niños.
Otras referencias mitológicas
afines a Lilith se pueden encontrar en la Brunilda de los Nibelungos, o en la diablesa
babilonia Lilu. La misma Reina de Saba de Salomón es un trasunto de Lilith.
Etimológicamente viene del hebreo layil, (noche), y aparece representada como
un demonio nocturno peludo o como una mujer de cabellos muy largos.
En la Biblia aparece una fugaz
alusión a Lilith. En Isaías 34,14 se explica con todo detalle cómo Dios con su
espada mata a todos los habitantes de Edom, lugar poblado por enemigos
acérrimos de los judíos, y que allí quedan como dueños y señores los animales.
Buitres, serpientes... y Lilith. "También allí Lilith descansará y hallará
para sí lugar de reposo". Lilith ha sido traducido por lechuza o ardilla,
evitando toda referencia a la figura precedente de Eva. En nota al pie se hace
constar: "Los hebreos creyeron que significaba un ser diabólico, en forma
femenina, noctívago, espantajo de la fantasía popular".
Las variaciones del mito
llevan a Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva
(abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o
a asimilarla con la propia serpiente del Paraíso dando cuerpo de serpiente
mientras Satán daba cara humana y la voz que sedujo a Eva (como en los frescos
de Miguel Ángel de la
Capilla Sixtina). Un relato de Primo Levi nos recuerda que
Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo
comandando una corte de demonios. Y otra tradición afirma que Samael, luego
Satán, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos
seducen a Eva para que engendre a Caín.
Lilith siempre ha sido y será una de las criaturas más emblematicas de la historia, biblia o simplemente cuento ya que representa la seducción y no sólo del hombre sino también de la mujer. Hoy en día ¿qué mujer no quiere ser libre y ser considerada igual que un hombre? ¿Qué hombre no desea que su mujer demuestre fuerza y no sea una sumisa? Quizás hay muchos que no lo desean de ese modo y quieren seguir creyendo que la mujer debe hacer lo que se le ordene, de otro modo es desobediente y merece castigo tal y como lo mereció Lilith. Pero las mujeres despiertan cada vez más pronto y a una edad más temprana sin siquiera saber de Lilith, sin pensar que ella fue la primera en rebelarse.
ResponderEliminarElla es un persona importante e increible que definitivamente seduce de uno, u otro modo, se impone y se considera igual a cualquiera. En otras palabras, ella es una ejemplo a seguir. Y si la humanidad la considera un demonio es porque en aquellos tiempos quien se rebelaba a lo impuesto por el hombre era considerada de esa manera por la arrogancia del genero opuesto.
ResponderEliminarEsa es la versión feminista del mito, pero éste es mucho más rico en significados. Los wiccanos concibieron al Dios y la Diosa, unificando por sexos las diferentes deidades masculinas y femeninas que ha conocido la Humanidad, como figuras arquetipicas interpuestas entre nosotros y el Creador supremo en que ellos creen, pues el concepto de éste resulta excesivo para que lo abarque la mente humana. Una de las funciones que cumplen esa figuras, es la de atribuir género a aquello a lo que invocan, pues algo que no es ni masculino ni femenino nos resulta difícil de concebir.
Del mismo modo, la figura de Lilith evolucionó hasta representar en la mente de los humanos la parte femenina del Diablo, que igualmente sería un ser sin sexo, diferenciado así en Lilith y Satán. Por otro lado, también representa la antítesis de María. Si ésta es luz y pureza, Lilith es oscuridad y perversión.
En cualquier caso, es una de las figuras más sugestivas y fascinantes que ha conocido la Humanidad como dices.