viernes, 14 de septiembre de 2012

SACERDOTISAS DE LUCIFER: MARÍA DE NAGLOWSKA. LA MAGIA SEXUAL Y LA MISA DE ORO




En el París de los años 30, una mujer se recogía en una iglesia de Montparnasse, pero en la noche daba cursos sobre magia sexual. Era conocida como “la Sacerdotisa de Lucifer”. Se llamaba María de Naglowska. Discreta, pero extremadamente influyente, fue sin duda la gran difusora de la magia sexual en el siglo XX.


María de Naglowska nació el 15 de agosto de 1883 en San Petersburgo. Era hija del gobernador de Kazan, el general Dimitri de Naglowski, que en 1895 resultaría envenenado por un nihilista. A la edad de 12 años quedó huérfana. Su tía la matriculó en el instituto Smola para jóvenes aristócratas. Allí culminó brillantemente sus estudios. Durante ese tiempo, según su propia confesión, contactó con la secta de los Khlistis, a la que pertenecía Rasputín y cuyos ritos incluían técnicas de magia sexual. Ese fue el primer contacto con la doctrina que absorbería toda su vida.


HACIA OCCIDENTE


La revolución de 1905 la impulsó a frecuentar círculos cerrados de intelectuales. Enamorada de un músico de origen judío, Moisés Hopenko, abandonó con él Rusia para instalarse primero en Berlín y luego en Suiza, donde se casaron. Allí continuó sus estudios universitarios siguiendo simultáneamente varias carreras. Para salvar su matrimonio y permitir a su marido terminar su formación como músico, dio clases particulares. Poco después nacieron sus tres hijos: Alexandre, Marie y André.


Hopenko, seducido por las ideas sionistas, decidió partir hacia Palestina abandonando a su mujer y a sus hijos. María continuó enseñando y escribiendo algunos artículos para diferentes revistas. Dio también conferencias. Pero estas actividades y la aparición de un libro le costaron ser encarcelada por actividades políticas y espionaje. Tras su liberación abandonó Ginebra para radicar en Berna y luego en Bale.


DEL GRUPO DE "UR" A LA TEOSOFIA


Pronto abandonó Suiza y se trasladó a Italia, instalándose en Roma, donde permaneció entre 1921 y 1926. Siguió enseñando y se convirtió en redactora del diario "L’Italia". Quiso trasladar a sus hijos desde Suiza, pero Alexandre se unió con su padre en Palestina.


Pronto surgieron los problemas. María perdió su empleo y debió dar clases a cualquier precio para sobrevivir. En Roma frecuentó a un grupo de escritores ocultistas. Este contacto le permitió conocer a un filósofo ruso exiliado que le reveló las tradiciones Boreales más secretas.


En ese período conoce a Julius Evola y a otros amigos suyos que formarán poco después el “Grupo de Ur” de magia operativa. Evola, junto con René Guenon, son dos de los esoteristas más prestigiosos del siglo XX y aun hoy sus obras son frecuentemente reeditadas.


Su hijo Alexandre, que consiguió un buen puesto de trabajo en Alejandría, la llevó a Egipto con sus hermanos. Pronto fue invitada a dar conferencias en la Sociedad Teosófica en la que ingresó finalmente. La logia de Alejandría había sido fundada por la propia Blavatsky. Así mismo se convirtió igualmente en redactora del diario La Bolsa.


EN MONTPARNASSE


En 1930 volvió a Roma, encontrándole sus amigos un trabajo en una editorial de París donde pudo establecerse. Desgraciadamente, no obtuvo autorización para trabajar en Francia y debió contar con su hijo André para sobrevivir.


María se estableció entonces en Montparnasse, donde conoció a escritores, artistas y poetas. Pronto inició la edición de un semanario mágico, La Flèche, en la que colaboraron Julius Evola y otros destacados esoteristas de la época. Aparecieron 18 números que hoy se cotizan a precios extremadamente altos. La revista se subtitulaba “órgano de difusión del Tercer Término”.


Estableció su cuartel general en el restaurante La Coupole, dónde se reunían los ocultistas de la época. La dirección le ofrecía gratuitamente cada tarde la cena y los numerosos cafés que consumía a lo largo del día. El miércoles daba conferencias en el Estudio Raspail, situado en el número 36 de la cercana rue Vavin y todas las tardes acudía a la iglesia de Notre-Dame des Champs para concentrarse y meditar. Diariamente, durante 2 horas, recibía a sus discípulos en el Hotel Americano (15, rue Brea) no lejos de allí. Estos llegaban desde muchos países extranjeros, no en vano María de Naglowska dominaba el inglés, el ruso, el alemán, el francés, el italiano y el yidish, comprendía el polaco, español y checo y, finalmente, algo de árabe.


Su biógrafo y discípulo más directo, Marc Pluquet, cuenta que a las conferencias solían acudir en torno a 40 personas. Luego, al concluir, un pequeño grupo pasaba a la sala contigua y realizaba ritos más discretos. Allí confería iniciaciones que ella misma calificada de “satánicas”. La prensa se ocupó frecuentemente de ella y un artículo en la revista Voilà fue suficiente para que su nombre alcanzara fama y relieve.

HACIA EL FINAL DE UNA VIDA


A finales de 1935, anunció a Marc Pluquet que acababa de terminar su misión y que preparaba la partida. Profetizó que el advenimiento del Tercer Término no podría hacerse más que en dos o tres generaciones, cuando el mundo estuviera preparado para las transformaciones sociales y políticas que implicaba la llegada de una nueva era. La misión de los que han compartido su obra será conservar la enseñanza para que pueda reaparecer bajo una forma clara y comprensible a hombres y mujeres que no estarán necesariamente formados en el simbolismo.


El pequeño grupo de sus discípulos estaba formado por conocidos esoteristas, entre los que figuran Claude Lablatinière (alias Claude d’Ygée, luego dedicado a la alquimia), Camille Bryen y su biógrafo Marc Pluquet. Algunos de ellos, como d’Ygée, se movían en el entorno en el que aparecieron las obras de Fulcanelli, el misterioso alquimista del siglo XX.


A principios de 1936, María dio su última conferencia un sábado en el Estudio Raspail (36, rue Vavin, en un hotel que, reformado, aun existe y en el que vivieron, entre otros, Aleister Crowler y Eliphas Levi), al final de la cual se despidió de la concurrencia sin dejar ningún sucesor. Luego se reunió con su hija María en Suiza.


Contrariamente a la versión que se ha dado de sus últimos años, el 17 de abril de 1936, María de Naglowska, la Sophiale de Montparnasse, como fue llamada por unos y “sacerdotisa de Lucifer” para otros, murió en casa de su hija en Zürich. No es cierto que los alemanes la detuvieran en 1940 en París y la deportaran a Austwitz, tal como han publicado erróneamente autores como Jean Pierre Bayard (La meta secreta de los rosacruces).


MARÍA DE NAGLOWSKA Y LE CORBUSIER


María de Naglowska, con el pequeño grupo de sus discípulos, constituyó la Orden de los Caballeros de la Flecha de Oro, de los que Marc Pluquet era el más próxima a ella. Pluquet constituye al mismo tiempo la fuente más preciosa de datos sobre Naglowska. En la Biblioteca del Arsenal de París se encuentran depositados 75 folios mecanografiados con el título de La Sophiale, María de Naglowska: sa vie – son oeuvre. Pluquet era, al mismo tiempo, arquitecto y trabajó en un período de su vida –justamente en la época en la que estuvo en contacto con María de Naglowska- con el arquitecto Le Corbusier. Pluquet afirma que las ideas de la Naglowska influyeron en el estilo y en las ideas de éste renovador de la arquitectura.


Por esas fechas (1931), el famoso arquitecto había ido a vivir a París a una casa que él mismo diseñó en rue Molitor. Poco después, en 1935, Le Corbusier interviene en el congreso Internacional de Arquitectura Moderna con una ponencia titulada La Ciudad Radiante. En 1935 desarrolla este tema en un libro del mismo título. Su propuesta es constituir edificios con la planta en forma de cruz, lo que permitiría aprovechar al máximo la luz. Su idea consistía en construir un rascacielos en París de 220 metros de altura, que permitiera circular entre los pilares. Poco después, cuando le encargan el plano urbanístico de Sao Paulo (Brasil), vuelve a insistir otra vez en la forma de cruz para toda la ciudad.


Estas ideas se encuentran en las obras de María de Naglowska. Por otra parte, no hay que olvidar que Le Corbusier tenía en aquella época una vena mística muy acusada que le llevó incluso en visitar Barcelona las obras de Antonio Gaudí por invitación del pintor José María Sert (hombre muy versado en esoterismo y uno de los grandes maestros y amigos de Dalí).


MARÍA DE NAGLOWSKA Y LA MAGIA SEXUAL


En 1931, María de Naglowska publica en París un libro, generalmente atribuido a Pascal Beverly Randolph, Magia Sexual. En la biografía de Randolph resulta probable que viajara a París, pero se desconoce la forma en que llegó el manuscrito a manos de María de Naglowska. De hecho, no hay pruebas siquiera de que el libro fuera escrito por el propio Randolph. Algunos fragmentos del mismo resultan sospechosamente idénticos a los que contienen otras de sus obras (en especial todo lo relativo a los espejos mágicos y la animación de estatuas), pero, en general, el estilo es diferente y parece más influido por Josephin Peladan (artista y ocultista rosacruciano francés de finales del XIX y principios del XX) que por el propio Randolph.


Naglowska explica en su revista La Fleche que el texto le fue remitido “por un desconocido en una céntrica calle de París, sin darle tiempo a preguntarle nada más”. A pesar de que Julius Evola, no solamente dio por auténtico el texto, sino que además lo prologó, por nuestra parte pensamos que Magia Sexual encierra un misterio difícil de resolver, pero que, en cualquier caso, la clave está en María de Naglowska, la mujer que publicó el libro en 1931 y que, probablemente lo escribiera a partir de fragmentos de Randolph, de ideas de Peladan y de las suyas propias.


Si esto es así, a la “Sacerdotisa de Lucifer” le cabe el honor de ser la inspiradora del libro sobre técnicas sexuales mágicas más difundido en Occidente incluso en nuestros días. El mensaje esotérico de esta gran desconocida sobrevive en nuestros días, sin que la mayoría lo perciba.


MARÍA DE NAGLOWSKA Y GALA DALI


En 1931, Salvador Dalí pasó una temporada en París, donde se encontraba el centro mundial del surrealismo. Cierta mañana de junio, fue a visitar a su amigo Joan Miró y éste le propuso ir al restaurante La Coupole, donde estaba el fundador del dadaísmo, Tristan Tzara. En La Coupole los surrealistas tenían una animada tertulia en la que participaban los exponentes más destacados del movimiento.


Dalí frecuentó este artículo durante los años 1931-1933. Iba acompañado por Gala Dianokov, su esposa.


Resulta difícil pensar que ambas mujeres no se encontraran en La Coupole y no sintonizaran. Gala, nacida en Kazan (donde residió la Naglowska mientras su padre fue gobernador de esa provincia), rusa, interesada en la magia sexual y en el ocultismo (por entonces Gala oficiaba de médium de los surrealistas e introduce en la mediumnidad a otros miembros del grupo; ha aprendido a tirar el tarot) y le apasiona el ocultismo y la astrología. Aparecía por entonces y en los años que siguieron una réplica de la Naglowska.


A decir verdad, la influencia de la ocultista rusa aparece en la vida de Gala en distintas ocasiones. Su psiquiatra contó que en 1973 Gala estaba convencida de que el semen de muchachos jóvenes la rejuvenecía y, hasta sus últimos meses de vida, siguió manteniendo relaciones sexuales. Muy frecuentemente sus amantes quedaron destrozados por la experiencia. Jeff Fenholt, por ejemplo, protagonista de Jesucristo Superstar, pasó a un grupo de rock satánico; varios se convirtieron en toxicómanos.


Por lo demás, las ideas de Dalí sobre el andrógino, sobre la sexualidad mágica, su misticismo neocatólico y sobre todo sus concepciones en el terreno del  erotismo parecen extraídas directamente de las doctrinas de la Naglowska sobre el Tercer Término.


LA “MISA DE ORO” Y LA DOCTRINA DEL “TERCER TERMINO”


La idea central del pensamiento de la Naglowska consiste en intuir como será la religión del Tercer Término. Para ella el judaísmo es la religión del Padre, el cristianismo, la del Hijo y queda todavía por manifestarse el Tercer Término de la Trinidad, que inspirará la religión de la Nueva Era.


De la misma forma que atribuía un carácter andrógino al Padre y un carácter masculino al Hijo, la nueva religión del Tercer Término debía de surgir e la unión de los contrarios y tendría una naturaleza femenina. Para esto era preciso dominar las técnicas de magia sexual.


 María de Naglowska fundó en 1932 la Hermandad de la flecha de oro en París, para preparar el Reino de la Madre, que sucedería al del Padre y del Hijo establecido por la era cristiana. Formaba "sacerdotisas del amor", aptas para la fecundación moral de los hombres. Pretendía neutralizar el mal oponiéndole actos sexuales religiosos, ejecutados bajo la dirección de prostitutas sagradas, comparables a las hieródulas de Biblos.


¿Y Satán? ¿Por qué la Naglowska se hace llamar Sacerdotisa de Lucifer? En su particular visión, en el ser humano están presentes dos componentes,  el cuerpo de Dios (la vida) y la Razón. Ambos son interdependientes y complementarios. La Naglowska afirmaba que la razón está al servicio de Satán e incluso sostenía que la razón es Satán. Existe una relación dialéctica entre Dios-Vida y Satán-Razón. La práctica hermética tiene que enseñar el calvario de Satán, que resuelve la relación dialéctica en una síntesis que es precisamente el Tercer Término, el Espíritu Santo.


El elemento ritual central de este calvario es la llamada Misa de Oro. En 1935, María organizó reuniones para presentar los ritos preliminares de la Misa de Or,o cuyo fin era consagrar el advenimiento del Tercer Término. La Naglowska daba mucha importancia a un ritual extraño y siniestro, en el cual el adepto era colgado por el cuello. Incluso dedica al estrangulamiento ritual una de sus obras más turbadoras Le Mystère de la Pendaison (literalmente El Misterio del Ahorcamiento) inspirado en la carta del Tarot. Para la Naglowska esta carta era algo más que un símbolo. En esa posición, el acto sexual parece tener una mayor intensidad traumática. Se sabe incluso que los ahorcados experimentan una erección que llega hasta la eyaculación en el curso de su agonía. Sería el momento en el cual, confundido el placer con la muerte, se alcanzaría el punto álgido del calvario de Lucifer y justo en ese punto el adepto provocaba en sí mismo el nacimiento del Tercer Término.


LA FRATERNIDAD DE EULIS: DE RANDOLPH A LA NAGLOWSKA


Pascal Beverly Randolph, tras escindirse de la Hermandad Hermética de Luxor, constituyó su propia organización iniciática, la Fraternidad de Eulis. Tras su muerte en 1875, Freeman B. Dowd asumió la dirección. En 1878 fundó una gran logia en Filadelfia y en 1907, al retirarse, fue sucedido por Edward Brown.


A la muerte de éste en 1922, el teósofo rosacruciano R.S. Clymer tomó el relevo. Nacido en 1878, Clymer fue recibido como Neófito en el seno de la F.R.C. y de la Fraternidad de Eulis en 1897. En 1911, se instaló en Berverly Hall, donde estableció la sede de la Orden. Tuvo una agria polémica con Spencer Lewis y su A.M.O.R.C. (Antigua y Mística Orden Rosa Cruz), a quien acusó de falsario y mistificador.


Con otros iniciados, Clymer construyó la F.U.D.O.S.F.I. (Federación Universal de Ordenes, Sociedades y Fraternidades Iniciáticas), a fin de combatir a Lewis y la influencia de la F.U.D.O.S.I. (Federación Universal de Ordenes y Sociedades Iniciáticas) que éste había constituido.


La Naglowska conoció la obra de Clymer mientras permaneció en Roma junto a Julius Evola y tuvo contactos con la F.R.C. en París. Sin embargo, considerando que la enseñanza sexual de Randolph estaba muy atenuada, prefirió fundar su propia estructura iniciática, la Orden de los Caballeros de la Flecha de Oro. 


Fuentes:




http://magickadiction.blogspot.com.es/2006/05/la-magia-roja.html


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